Etología Canina

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Si tienes paciencia y eres constante con el entrenamiento, todas las especies de animales que vivan contigo podrán estar en armonía.

La capacidad que tienen los no humanos para buscar vivir en paz te sorprenderá, siempre y cuando no les falten recursos suficientes para su bienestar.

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Por qué mi perro no para de llorar?



Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juarez el 31 Mayo, 2021

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Vivir con un compañero canino es tan polifacético como hacerlo como un humano, pues hay momentos emocionales para todos los gustos. Sin embargo, a veces es difícil sobrellevar algunos de ellos, como cuando el perro no para de llorar y no sabes por qué.

Esta es una situación de desconsuelo y preocupación para ambas partes y, por desgracia, muchas veces se llega a la desesperación por no saber cómo ayudar al can. ¿Cómo conseguir que cese el llanto? Aquí tienes respuestas para ello.

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¿Cómo lloran los perros?
El perro es una especie que acompaña al humano desde hace tantísimos años que es fácil saber cuándo el animal está llorando, aunque no lo haga con lágrimas y sollozos. En canes, llorar se caracteriza por gemidos y ladridos repetitivos —e incluso aullidos—.

La función del lloro es la misma que en humanos: manifestar un estado de ánimo negativo, como la tristeza, para despertar empatía en los congéneres. Es una de las formas de búsqueda de auxilio más comunes en animales sociales, aunque no siempre se manifieste a través de sollozos.

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¿Por qué mi perro no para de llorar?
Las situaciones en las que un perro no para de llorar son variadas, así que debes identificar la causa de esta conducta antes de poner en marcha cualquier solución. A continuación, tienes distintos escenarios en los que los perros pueden sentirse desconsolados.

Mi perro llora cuando salgo de casa
Si tu perro no para de llorar cuando te vas a trabajar o se queda solo en casa, es posible que se deba a un trastorno de ansiedad por separación. Incluso si no llegara a la categoría de problema tipificado, no es difícil imaginar que tu can pueda sentir angustia si te vas y no sabe cuándo vas a volver.

En el caso de este trastorno, las raíces suelen estar en un hiperapego por el tutor o una mala educación emocional. Además, los lloros suelen ir acompañados de deposiciones anormales o destrozo de mobiliario.

Los cachorros separados de su madre prematuramente son más propensos a desarrollar ansiedad por separación.

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Mi perro no para de llorar cuando quiere algo
Esta conducta, en primera instancia, no es algo preocupante: el perro simplemente llama tu atención para pedir algo. El problema viene cuando el llanto no cesa o cuando va acompañado de otras conductas no deseadas.

Si el problema persiste, existen técnicas de modificación de conducta que pueden ayudar a corregirlo.

Mi cachorro llora sin cesar
Los cachorros en desarrollo son esponjas, tanto para absorber aprendizajes como para instaurar malas dinámicas en su comportamiento. Si en adultos es importante identificar las necesidades emocionales de tu can, durante su infancia lo es todavía más. Estas son algunas causas por las que un perrito puede llorar sin parar:

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Tiene miedo o está nervioso: tanto en cachorros como en adultos, el miedo puede cronificarse o derivar en una fobia. En la infancia es especialmente relevante hacer que el can se sienta seguro y querido.

Quiere llamar la atención: normalmente, esto es fruto de un aprendizaje. Es natural para los perros llamar tu atención mediante el ladrido o el llanto, pero si temes que se convierta en una costumbre, es mejor no reaccionar a ello.

Se enfrenta a algo nuevo: los cachorros más tímidos pueden sentirse inseguros ante situaciones que no han vivido nunca, como la llegada de otro perro o la primera visita al veterinario.

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¿Qué hacer cuando el perro no para de llorar?
El primer paso, como se decía más arriba, es identificar las causas de este comportamiento. Una vez se ha definido adecuadamente la situación, puedes seguir estos consejos básicos que tienes en las siguientes líneas.

Obediencia básica
Más que obediencia, se trata de aprender a comunicarte con tu can de forma efectiva. Si el perro no entiende qué quieres de él, se sentirá inseguro y confuso, lo que agravará las conductas de ansiedad y tristeza.

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Si el perro no para de llorar, mejora su bienestar
Revisar que todas sus necesidades básicas están cubiertas es esencial antes de empezar cualquier tratamiento. Ten en cuenta que esto puede no ser tan fácil como suena, porque cada perro necesita una cantidad diferente de atención, cariño y actividad. No solo se trata de comida y bebida.

Ayúdale a superar el miedo
Si tu perro no para de llorar porque algo le asusta —o ha desarrollado una fobia—, tu apoyo y cariño serán esenciales para que lo supere. El procedimiento habitual es exponer al cánido a lo que le aterra de forma progresiva, para que se habitúe a ello poco a poco.

Es posible que el perro necesite un periodo de descanso en el que no se exponga al estímulo aversivo durante un tiempo.

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Un último consejo si tu perro no para de llorar
Los problemas de conducta se pueden corregir en casa con paciencia y constancia, pero perros más sensibles —o que vienen de una situación grave, por ejemplo— pueden desarrollar trastornos graves del comportamiento a raíz de miedos o ansiedad.

Por eso, si la situación escala y no te ves capaz de manejarla, no temas a la hora de acudir a un especialista. Tú aliviarás tu preocupación y tu perro podrá vivir más tranquilo, pues sabrá que a tu lado puede superar cualquier dificultad.


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Adiestramiento en positivo en caninos: qué debes saber




Es posible que hayas oído hablar mucho del adiestramiento en positivo en perros en los últimos años. Si quieres saber cómo puede beneficiar a tu can, aquí encontrarás cómo aplicarlo.

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Educar a un perro es una parte fundamental de su desarrollo y afecta directamente a la convivencia entre humanos y animales. Por eso, cada vez más personas eligen utilizar el adiestramiento en positivo para su can.

Pero ¿en qué consiste esta manera de adiestrar? ¿Por qué es mejor que los métodos tradicionales? Si te estás planteando aprender más sobre este tema, aquí tienes las claves para comenzar a utilizar el adiestramiento en positivo de la forma más segura posible.

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¿Qué es el adiestramiento en positivo?
Lo primero que debes saber es que no existe una definición operativa para el adiestramiento en positivo. Se trata, más bien, de una filosofía a la hora de educar a un perro que busca ser lo más ética posible. Sus bases son evitar el estrés y el sufrimiento del cánido a lo largo del proceso.

Para ello, el adiestramiento en positivo se vale de técnicas que evitan el castigo positivo, como golpes, gritos o accesorios problemáticos —collares de asfixia o de descarga—. En resumen, se basa en la idea de que inducir miedo en el perro no le enseña qué debe hacer y qué no, sino que solo reduce la incidencia de la conducta cuando el tutor está presente.

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Técnicas empleadas en el adiestramiento en positivo
Aunque se desaprueben técnicas de castigo positivo, es imposible no castigar en sí o evitar exponer por completo al perro a estímulos aversivos. El objetivo en todos los casos es eliminar cualquier forma de maltrato del proceso educativo.

De hecho, una parte importante de este estilo de adiestramiento es enseñar al can a gestionar estos estímulos desagradables, pues son parte de la vida de cualquier animal.

Existen varias técnicas generalizadas para educar en positivo que provienen de patrones de modificación de conductas muy básicos. A continuación, puedes leer los más comunes.

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Refuerzo positivo
Esta técnica tiene como objetivo mantener o aumentar la frecuencia de una conducta a través de un estímulo apetitivo: es el premio de toda la vida. Un ejemplo de ello es felicitar al can o darle una golosina cuando lo llamas y viene. De esta forma, estará más predispuesto a acudir a ti en futuras ocasiones, ya que anticipa que lo vas a premiar.

Castigo negativo en el adiestramiento en positivo
Esta forma de castigar evita la violencia y la presentación de estímulos aversivos, ya que consiste en retirar algo positivo para el can cuando se quiere disminuir o extinguir una conducta. Un buen ejemplo es dejar de jugar —que sería una situación positiva— cada vez que el perro empiece a morder.

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Extinción de la conducta
Si se quiere realizar esta técnica, es necesario que exista un refuerzo previo para la conducta que se quiere eliminar, pues consiste en dejar que el comportamiento se extinga por sí mismo ante la ausencia de premio.

Para algunas conductas, puede ser necesario combinar la extinción con otras técnicas, como el castigo negativo.

Imagina que adoptas un perro al que han premiado cada vez que montaba la pierna de una persona. Si quieres usar la extinción para que no lo haga más, deberás dejar de felicitarlo y, con el tiempo, el can cesará de hacerlo, al no recibir recompensa por ello.

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Conducta incompatible
Esta técnica es realmente útil cuando el refuerzo y el castigo negativo no surten efecto. Consiste en pedirle al can que realice una acción que le impide hacer aquella que quieres eliminar. Esto también es útil para manejar el foco de atención de perros que se obsesionan o son muy nerviosos.

Un buen ejemplo de esto es pedirle a tu perro que te siga cuando quiere lanzarse a atacar a alguien. De esta forma, si te obedece, no puede correr hacia el objetivo de su agresión.

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Contracondicionamiento y desensibilización
Estas 2 técnicas son complementarias y se utilizan para cambiar el valor emocional de un estímulo. Vamos a verlas por separado:

Contracondicionamiento: esta estrategia consiste en deshacer un condicionamiento, mediante la asociación del estímulo —que va unido a una emoción negativa— con un premio. Por ejemplo, si a un perro le dan miedo los coches, se le puede felicitar cada vez que pase cerca de uno.

Desensibilización: con esta estrategia, se busca disminuir la intensidad de la respuesta que genera un estímulo. Se usa sobre todo en fobias, pues se expone al can a la fuente de su miedo de forma progresiva, hasta que deje de responder de forma intensa.

Por lo general, al ser procedimientos que necesitan un tiempo para ser efectivos, se combinan dentro del mismo tratamiento. De esta forma, se acelera el proceso y se asientan mejor los nuevos aprendizajes.

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El adiestramiento en positivo es una corriente relativamente nueva y está en constante evolución, a medida que busca nuevas estrategias para mejorar la calidad de vida de los cánidos que conviven con humanos. Por eso, es importante mantenerse actualizado si se quiere adoptar este estilo de educación.

Aunque pueda parecer que un castigo es más rápido y efectivo, el adiestramiento en positivo parece producir resultados más sólidos a largo plazo. Requiere de trabajo y paciencia, pero es la mejor forma de asegurar que tu perro y tú disfrutáis de la compañía mutua de forma sana, estable y feliz


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Por qué no es conveniente humanizar a los perros

La convivencia cada vez más cercana a lo largo de los tiempos entre hombre y can llevó a una mayor humanización del animal. Sin embargo, veterinarios y etólogos no creen que esto sea una buena idea



2 de Junio de 2021



"No hay dudas de que las mascotas son seres muy especiales para nosotros y es importante brindarles cuidado y cariño, pero no significa que debamos considerarlos pares" Foto: Robert Günther/dpa

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El hombre de las cavernas fue el primero que comenzó a “humanizar” a los animales. Claro, aquello era apenas el primer intento por domesticar a los perros salvajes, cuya nueva función sería ser animales de caza. Desde entonces y hasta la actualidad, donde es común ver perros de vacaciones, spa para estas mascotas y animales sentados a la mesa familiar, pasaron muchísimas cosas.

“En un principio, el perro tuvo un propósito, servía para cazar. A lo largo de este proceso de domesticación, después se dio paso a la utilidad del perro en el trabajo y eso lo fue llevando a un proceso de convivencia mucho más cercana”, explica José Salgado, médico veterinario.

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El especialista cuenta que se trata de un proceso de muchísimos años y que se percibe en todo el mundo. “Lo que vemos en la Argentina es un fenómeno global que comenzó en sociedades económicamente más desarrolladas y tal vez más evolucionadas en el cuidado animal. No solo se humaniza el perro. También al gato, cerdos y caballos. La humanización parte de una necesidad humana de cuidar y dar amor, algo tan simple como eso”, resume, y brinda un dato llamativo: “Esa necesidad fue potenciada por los millennials, que vinieron a exaltar estos valores justificados por el hecho de maternidades/paternidades más tardías. Por su necesidad de vivir solos desde más temprana edad, pero a la vez con la idea y la necesidad de sentirse acompañados”.

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El hombre de las cavernas fue el primero que comenzó a “humanizar” a los animales Foto: Robert Günther/dpa

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“Las personas invierten cada vez más tiempo y recursos en sus mascotas. Desde llevarlas de paseo - incluso de vacaciones-, hasta comprarles ropa, juguetes o snacks. Se preocupan por su salud tanto física como emocional, y este es uno de los puntos más importantes y positivos a destacar.

Existe un claro vínculo humano-animal, que se traduce en un orgullo emocional y un fuerte sentido de responsabilidad que conlleva la tenencia de mascotas. Por ejemplo, en la actualidad, muchas personas compran snacks pensados exclusivamente para el cuidado oral de sus perros, lo que ayuda a evitar la acumulación de sarro y mantiene las encías saludables. Hasta hace algunos unos años, nadie hubiera pensado en la relevancia que también tiene la salud bucal de sus animales y el impacto que esto tiene principalmente en la etapa de adulto mayor, asegurando que sus dientes estén más sanos y durante mayor tiempo”, reflexiona por su parte Fernanda Serralta, de Médica Veterinaria (MP 14644).

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Por otra parte, la doctora Sandra Rivadulla, médica veterinaria (MN 6432), advierte sobre la peligrosidad de asignarles demasiados atributos humanos a nuestros perros: “Existen joyas de marcas internacionales, juegos interactivos, música para su descanso y relax, ropa de diseño, perfumes, tinturas para el pelo, esmaltes para uñas y las cosas más increíbles que uno pueda imaginar. Por supuesto que no todas son aptas para su salud y, en mi opinión, algunas de ellas alejadas del respeto y la ética hacia los nuestros tan fieles compañeros”.

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Serralta también hace referencia acerca de la “humanización” de las mascotas: “Celebramos que el vínculo hombre-animal sea cada vez más estrecho. La mascota ocupa un lugar cada vez más importante para las personas y eso nos parece muy positivo. Sin embargo, no creemos conveniente confundir esta relación mascota-animal con una posible humanización, dado que podría implicar atribuirles o esperar de ellos motivaciones, características o comportamientos humanos. En este sentido, uno de los puntos más significativos tiene que ver, por ejemplo, con su alimentación.

Sabemos que las necesidades de los animales son diferentes, principalmente las nutricionales y por eso resulta tan importante entender esta diferencia. No hay dudas de que las mascotas son seres muy especiales para nosotros y es importante brindarles cuidado y cariño, pero no significa que debamos considerarlos pares”, destaca.