
Por: Juanjo Andrés Ruiz
Mi Nuevo Libro ya está en el horno.
Salir a pasear con un perro que ladra y gruñe a todos los perros con los que se encuentra en su camino, bueno, o tal vez solo a aquellos a los que tiene entre ceja y ceja, puede convertirse en una pesadilla y ese rato tan importante para su esparcimiento se convierte en un placer traumático, tanto para él como para su compañero/a de “aventuras” y desventuras.
Unas veces te saca de tus casillas, otras a los que van paseando a los otros perros, el caso es que no hay manera de dar un paseo en condiciones.