¿Cómo enseñar a tu perro a aceptar el bozal?

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Es natural que tu can se resista a que le coloques un objeto extraño en la boca con el que se siente limitado.

Lo que él quiere es poder ladrar, comer y dar lametazos libremente en cualquier lugar y a cualquier hora.

Generalmente, un perro bien adiestrado no necesita llevar bozal; lo emplearemos solamente en casos puntuales, como en la visita al veterinario, y si vemos que se va a poner demasiado nervioso; se lo quitaremos en cuanto nos lo aconseje el especialista.


Sin olvidar que el uso del bozal es obligatorio para las razas consideradas potencialmente peligrosas por la ley. Sobre este tema, os invitamos a consultar nuestro post “Todo lo que debes saber sobre los perros potencialmente peligrosos”, donde hablamos de las razas que la legislación considera potencialmente peligrosas, como el Pit Bull Terrier o el Dogo Argentino, por ejemplo, y apuntamos las características físicas por las que otros canes también pueden entrar dentro del grupo Para ayudarte a lograr que tu perro acepte de buen grado el bozal, hoy te daremos unas cuantas pautas, apoyadas en el refuerzo positivo.

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Haz que se familiarice con el bozal

Es fundamental que hagas con tu perro un trabajo previo de habituación al bozal, ese elemento conocido por ti, pero extraño para él.

La clave consiste en tener la suficiente empatía con el perro, como para entender cuál es el momento oportuno de avanzar en cada paso, lo que también requiere buen talante y paciencia.

Toma buena nota de las siguientes recomendaciones, y verás como consigues que ponerle el bozal no se convierta en un drama, sino en un juego en el que ambos saldréis ganando…

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1. Juega con el bozal delante de tu perro:

Abre y cierra el bozal delante de tu perro para que te vea y se vaya habituando a su forma y olor; así tú también le irás cogiendo el tranquillo y a la hora de colocarlo se lo pondrás con naturalidad.

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2. Ofrécele alguna golosina:

Cuando tengas cerca a tu perro, enséñale el bozal; sin prisas, deja que se aproxime y lo olfatee; enseguida dale una golosina, así asociará el bozal con un momento placentero.

“Nunca te precipites, acercando tú el bozal, es tu perro quien debe aproximarse”

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3. Utiliza un señuelo:

Para que tu perro introduzca el hocico, ponle algún snack en el fondo del bozal; utiliza el señuelo para que tu perro vaya perdiendo progresivamente el temor a tener el hocico dentro del protector.

Procura que tu perro tenga el bozal colocado, pero sin atar, mientras le vas dando premios, que cada vez serán más espaciados.

Para poder darle el snack, necesitarás que el bozal tenga una obertura por la parte delantera.

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4. Un bozal de cesta:

Ya sea de plástico, metal o cuero, además de ser seguro, el bozal de cesta, es indicado para este tipo de entrenamiento; tapan la boca impidiendo que el perro muerda, pero permiten que pueda recibir su premio.

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5. Acércale las cintas al cuello, sin cerrarlas:

Durante la fase en la que el perro va comiendo el premio de dentro del bozal, haz el gesto de atar las cintas a la parte posterior del cuello, pero no las cierres; siempre retírate y prémialo cuando veas que tu perro empieza a inquietarse; repite el ejercicio durante varios días, hasta que observes que el can se muestra familiarizado con el protector.

Si, en algún momento, intenta quitarse el bozal, distráelo con cualquier otra cosa, y quítaselo tú; así olvidará su gesto de rechazo, que podría emplear posteriormente para desembarazarse de lo que le molesta.

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6. Cierra las cintas:

Si has llegado hasta aquí, enhorabuena, vas por muy buen camino.

Ahora toca reanudar el ejercicio anterior, pero esta vez intenta atar las cintas detrás del cuello del animal; cierra, dejando una cierta holgura y, rápidamente, quita el bozal.

Tómate todo el tiempo que creas necesario para llevar a cabo esta fase, incluso varios días; luego, cuando veas que tu perro está familiarizado con el bozal, ajusta las cintas hasta dejar el bozal bien encajado; luego ponle la correa.

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7. Aumenta el tiempo con el bozal:

Vale, tu perro ya acepta de buen grado el bozal, pero no debe sentir que se agobia; para evitarlo, incrementa paulatinamente el tiempo con el bozal y hazlo preferentemente dando vueltas por la casa; este entrenamiento puede durar algunos días, hasta que veas que ya está preparado para salir a experimentar “la prueba de fuego” en la calle.

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8. Pasea con tu perro en la calle:

Pasea con tu perro, ya con el bozal, por alguna zona donde puedas continuar el entrenamiento, basado en la asociación positiva entre el bozal y los estímulos agradables, practicados en casa.

Si, en el transcurso de los ejercicios, ves que tu perro se resiste rotundamente a aceptar el bozal, no dudes en acudir a un educador canino, quien detectará la causa de su obstinación y te ayudará a superarla.

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El bozal adecuado

Recuerda que el bozal de tu perro debe tener la medida adecuada y estar bien ajustado, para que sea realmente seguro.

¡Ah, y no olvides llevar sus chuches favoritas para continuar con los ejercicios al aire libre!


Fuente:Mascoteros/Blog

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