oski52 escribió:juma escribió:oski52 escribió:Algo habia leido sobre la frustrada invasión en Dieppe y si mal no recuerdo se tomó como una prueba para lo que vendría dos años más tarde. De lo del encadenado de prisioneros es la primera noticia que tengo y resulta un dato muy interesante aunque ambos bandos se comportaban como chiquilines respondiendo al otro con medidas similares
En el video se ven muy buenas las construcciones del campo de prisioneros, pensé que serían algo más precarias.
Abrazo
Si antes se habian portado como chiquilines, vas a ver lo que pasó después, en la "batalla" que se dió en Bowmanville, parecían dos hinchadas de cuadros de fútbol dándose de lo lindo!! después te cuento porque es imperdible, ahora estoy en la planta.
Abrazo
Estaba pensando que si estuviésemos del mismo lado del charco pasaríamos tardes enteras hablando de lo que ahora escribimos ¿no?
Abrazo
Me imagino que también probando alguna de esas especialidades que hacés y tomando alguna cosita!! jejej. Bueno, ahi va, la "batalla" de Bowmanville :
La Batalla de Bowmanville se gestó el 10 de octubre de 1943, cuando el Teniente Coronel responable del Campo 30 pidió al portavoz de los prisioneros alemanes, Generalmajor Georg Friemel que presentase un grupo de voluntarios para ser engrilletados. Friemel dijo que no habría voluntarios.
También fueron requeridos para presentar voluntaries el Generalleutnant Hans von Ravenstein (del Afrika Korps), el Oberstleutnant de la Luttwaffe, Hans Hefele y el Korvettenkapitän de la Kriegsmarine Otto Kretschmer , todos se negaron.
Ese mismo día los prisioneros no se presentaron para el recuento. Taylor pidió refuerzos de Barriefield y Kingston, que estaban a unos 170 Km. Los guardas de Bowmanville eran veteranos reactivados de la Primera Guerra Mundial, los Veterans Guard of Canada demasiado mayores para luchar en una batalla, hombres de 50 y 60 años que no eran capaces de enfrentarse a un enemigo más joven y que les superaba en número.
Taylor comunicó a sus oficiales que 100 oficiales alemanes serían engrilletados, usando la fuerza si era necesario.
Mientras tanto, en un edificio de ladrillo en el que se encontraba una gran cocina, Krestchmer estableció el cuartel general de su resistencia. Alrededor de 150 oficiales y suboficiales armados con palos, barras de hierro, patas de las mesas, botellas y piedras, se atrincheraron en el interior del edificio. Estaban preparados para un largo asedio. En otros edificios se hizo una preparación parecida, el Kapitänleutnant Horst Elfe, comandante del U93 recuerda aquellos momentos, “ Estabamos decididos, pero un poco asustados. Pensamos que los canadienses entrarían con ametralladoras, botes de gas y granadas, porque probablemente eso es lo que hubiese pasado en Europa. Así que nos quedamos atónitos cuando a través de las ventanas vimos a los candienses desfilando sin armas, ni botes de gas, solo armados con bates de baseball sobre sus hombros”
El sábado 10 Octubre, un contingente de guardias armados con rifles con bayoneta calada atacó la cocina. Antes del inicio de la carga, los oficiales canadienses se aseguraron de que ningún guardía tuviese munición en el arma.
Una curiosa batalla se inició en las puertas y ventanas, siendo los guardias canadienses rechazados, no pudiendo penetrar en la forticaciones.
Los guardias cargararon de un edificio a otro, pero siempre fueron rechazados. La tres cargas iniciales duraron más de una hora. Entonces los guardias trajeron hachas para hacer un camino a través de las fortificaciones, pero los Prisioneros de Guerra Alemanes organizaron un contraataque, y salieron de los edificios a la vez que atacaban lo flancos de los guardias con sus palos y barras de hierro.
Ambas partes sufrieron heridas como huesos rotos, contusiones en la cabeza, y narices ensangrentadas.
Tras un rato de descanso, los guardias volvieron a atacar, esta vez, usando mangueras contra fuegos de alta presión, y tras una resistencia de varias horas los prisioneros, exhaustos se fueron rindiendo. Cuando salieron los prisioneros del Edificio nº5, el teniente G.E. Brent golpeó a cada uno de los prisioneros en cabeza o en la cara con su porra. Después, una vez más, el Generalmajor Friemel fue requerido para que presentase los prisioneros que iban a se engrilletados. Una vez más se negó, pero las hostilidades cesaron por una especie de mutuo acuerdo y los prisioneros volvieron a sus barracones. El Teniente Coronel Taylor, tras reunir a los prisioneros les informó de que había solicitado refuerzos de las tropas regulares del campamento del ejército más cercano.
Por la tarde del día 10 llegaron unos 50 hombre de refuerzos, y por la noche llegó un segundo convoy. Los prisioneros permanecieron en sus barracones, y la noche fue tranquila, si bien hubo intento de fuga por dos prisioneros que fue rápidamente desbaratado.
Durante la mañana del día sigueinte Krestchmer adviritió a los guardias que no sería inteligente por parte del Teniente Brent ( el que había golpeado a todos los prisioneros de un edificio después de haberse rendido) entrar en el complejo hasta que los sentimientos de lo prisioneros se hubiesen calmado.
Cuando se hizo la llamada para recuento a las 7:30, los prisioneros se negaron a presentarse. Brent, a pesar de haber sido advertido, entró en el complejo y comenzó a pasear por el mismo acompañado por un joven guardia que era muy apreciado por los prisioneros. Pronto se corrió la voz de que Brent había entrado
. Cuando Brent dobló la esquina del Barracón nº4, se encontró con Krestchmer que había estado hablando con el piloto de Luftwaffe Oberleutnant Erwin Moll. Cuando Krestchmer le vio, inmediatamente le dio un puñetazo en la cara, y el joven guardia intentó ayudar a Brente.
Moll agarró del cuello al joven guardía para sacarle de la acción, pero enseguida se dio cuenta que le había herido de gravedad, y que el guardía había quedado inconsciente. Kreschmer, mientras tanto, había noqueado a Brent en pago de la indignidad del día anterior. Llevaron a Brent al Barracón nº4 y le ataron, mientras Kretschmer se frotaba unos doloridos nudillo. El guardía inconsciente acababa de dar la alarma y un guarda de una torre abrió fuego, hiriendo al Oberfähnrich z.S. Volkmar König que había sido oficial de cubierta del propio Kretschmer.
Los alemanes se refugiaron en el interior de la casa, dejando a Brent fuera, quien aprovechó para salir corriendo. König tuvo que ser enviado al hospital para que le sacasen los fragmentos de bala que tenía en una herida sobre la rodilla izquierda.
Finalmente el día 12 de octubre, un contingente del ejército regular, mandado por el Mayor D.F. Adams llegó a al campo. Eran tropas jóvenes con entrenamiento de comandos, y que estaban deseosas de entrar en acción. Acudieron a la batalla con rifles con bayoneta, palos y mangueras. En el otro lado, armados con hachas, palos y piedras, y con almohadas alrededor de la cabeza, Kretschmer y su tripulación esperaban. La batalla comenzó con una retirada de la primera línea de defensa alemana a los barracones, los canadienses avanzaron pero pronto se encontraron siendo atacados por prisioneros que desde el techo les arrojaban peligrosos ladrillos, lo que forzó a los canadienses a una nueva retirada. Momentos después con 400 hombre, los canadieneses iniciaban una nueva carga contra los barracones. La batalla continuo toda la tarde y tomó proporciones de un sitio medieval, con las tropas canadienses trepando por escaleras para llegar a los tejados y los alemanes repeliendo a los invasores. Afortunadamente los canadienses había quitado sus bayonetas y habían decidido someter a los alemanes por la fuerza, lo que evitó males mayores. La batalla acabó al anochecer. El resultado fue una penosa procesión de infantería canadiense y oficiales alemanes haciendo cola para recibir tratamiento médico en los puestos de primeras asisitencias. El oficial de Luftwaffe Oberleutnant von Troha perdió un ojo y otro official había sido herido de bayoneta gravemente.
Durante la batalla algunos soldados canadienses robaron pertenencias y medallas a los oficiales alemanes
Tras la batalla las tradicionales buenas relaciones entre los alemanes y sus guardianes se restablecieron. Los canadienses entregaron material de construcción para reconstruir los barracones y los alemanes pusieron su trabajo.
Además el Gobierno canadiense indemnizó a los prisioneros por las propiedades que les habían sido robadas, y algunas pertenencias fueron recuperadas, no así la Cruz de Caballero de Kreschmer.
En cuanto al engrilletamiento de prisioneros, continuó pero de una forma casi simbólica. Por ejemplo Karl-Heinz Bottger fue un prisionero seleccionado para ser engrilletado . Cada día era esposado, y cada día el Capitán Canadiense accidentalmente dejaba caer sus llaves mientras salía. Otros abrían las cerraduras cuando los guardias se iban y las volvían a cerrar cuando volvían. . En general, durante el confinamiento diario, la mayoría leía, escribía, jugaba a las cartas y probablemente, recordaba los hechos de la “Batalla de Bowmanville”,
El engrilletamiento de prisioneros alemanes se suspendió el 11 de diciembre de 1.942
El Kapitänleutnant Horst Elfe dijo sobre aquellos hechos, “ Era como el final de un partido de futbol. Dos grupo de jovenes disfrutando de lo lindo... Cuando regrese a Alemania no iban a creer lo que pasó".
Que te parece?
Abrazo